Es difícil participar en foros educativos y que no surja espontáneamente el peligro que supone la irrupción de la inteligencia artificial en el ámbito educativo. «Los alumnos ya no piensan por sí mismos», «los docentes serán reemplazados», «el esfuerzo personal se desvanece entre algoritmos» son afirmaciones que escuchamos a diario. Estas, aunque comprensibles desde el desconcierto, corren el riesgo de nublar una realidad mucho más compleja y prometedora.